Avisar de los movimientos que se van a efectuar no sólo es obligatorio, sino que, además, ayuda a salvaguardar y proteger al ciclista.
La bicicleta está cada vez más integrada entre los sistemas habituales de transporte, especialmente en la ciudad. Como consecuencia de este auge, y también de la falta de sensibilización, empatía y civismo de otros usuarios de la vía pública, se registran cada vez más incidentes con viandantes, pero sobre todo más atropellos a ciclistas, muchos de ellos mortales.
Resulta evidente que el ciclista está siempre en inferioridad de condiciones respecto a coches, furgonetas, camiones e, incluso, motos y que su seguridad depende, en buena medida, de la prudencia, la pericia y el respeto por las normas de circulación que tengan otros conductores. No obstante, el usuario de bicicleta debe poner el máximo de su parte para evitar situaciones peligrosas, así como cumplir con las exigencias que le aplican las citadas normas de circulación.
La importancia de la señalización
Parte fundamental de esa tarea consiste en hacerse ver, en avisar con antelación a los demás de los movimientos que el ciclista va a efectuar. De esa manera, los otros usuarios de la vía pública no se verán sorprendidos por las maniobras y podrán anticiparse a ellas adecuando tanto distancia como velocidad respecto al ciclista.
Cabe recordar que se entiende por maniobra cualquier alteración de la situación o posición del vehículo en la calzada. En lo que se refiere a las bicis, un giro, una parada o una frenada, por ejemplo.
Por tanto, la señalización de las maniobras por parte del ciclista es un aspecto fundamental en materia de seguridad. Así, las tres señas básicas son las siguientes:
Giro a la derecha
Existen dos maneras para señalizar el giro a la derecha. La primera, la más obvia y conocida, consiste en extender el brazo derecho del todo, de forma perpendicular al tronco y con la palma de la mano hacia abajo. El gesto debe realizarse con la antelación suficiente y durante, al menos, cinco segundos para que los conductores que preceden al ciclista tengan tiempo de sobra para percatarse de la señal y actuar en consecuencia.
De la misma manera, es también legal extender el brazo izquierdo hacia arriba, con el codo paralelo al cuerpo pero flexionado también hacia arriba, de tal forma que el antebrazo quede perpendicular a bíceps y tríceps, por encima de ellos. También se abrirá la palma de la mano mostrando el dorso de la misma a los vehículos que marchen detrás.
Giro a la izquierda
Al igual que en el primer giro a la derecha, pero haciendo la señal con el brazo izquierdo. En los giros en esa dirección en carretera de doble sentido fuera de poblado, el ciclista deberá situarse en el margen derecho de la calzada y aguardar el momento adecuado durante el que el tráfico permita la maniobra.
Frenada
La señal para avisar de una reducción de velocidad o una parada se hace extendiendo el brazo izquierdo, con el codo flexionado hacia el suelo, con la palma abierta y haciendo movimientos rápidos cortos hacia arriba y hacia abajo. También puede extenderse el brazo izquierdo hacia abajo con la palma de la mano girada hacia atrás.
Finalmente, como norma general que conviene observar, antes de cualquier giro o frenada, hay que observar primero el tráfico y comprobar si la maniobra puede llevarse a cabo con seguridad.
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